Resulta interesante ver como el Canal 13 de la televisión chilena da espacio para que su propietario pueda «defenderse» de diversas acusaciones recibidas. ¿Pero no es lo mismo que hace Maduro en la televisión venezolana? ¿O el PP en la televisión pública española? ¿O Convergència (CiU) en la televisión pública catalana (TV3)?
La diferencia en este caso es que se trata de un medio privado, pero el resultado es el mismo: el periodismo al servicio de intereses políticos, económicos o simplemente, particulares. Periodismo donde los códigos deontológicos de la profesión brillan por su ausencia.
La gente debería tener cuidado cuando acusa a «los regímenes totalitarios» de manipulación mediática, pues en los «otros regímenes» (los del lado de los «buenos») se usan los medios para similares fines. Quizás la diferencia radique en las formas y en la inteligencia usada para transmitir la información, pero el fondo, repito, es el mismo. Se mire por donde se mire.
Nunca habíamos sido testigos de algo parecido, que un Medio de Comunicación diera tribuna a su propio dueño, Andrónico Luksic, para especialmente contestar a un diputado de la república, Gaspar Rivas, que lo había tratado de «hijo de puta» en una sesión en el Parlamento. Pregunta. ¿Es de esperar, ahora, que cada vez que a este señor (Andrónico Luksic) se sienta insultado, o menoscabado, tendremos más «testimonios» en su propio canal de televisión, Canal 13? En medio de este ambiente lleno de desconfianza y crispación hacia la clase política y a los empresarios, consideramos que su «testimonio» en su propio canal de televisión no contribuye en nada a calmar dicho ambiente. Su «testimonio», televisado a nivel nacional para contestarle a un diputado, no puede más que reflejar cierto abuso de poder, propio de un dueño de un Medio de Comunicación.
Fuente: http://stolpkin.net/spip.php?article1532