No, no lo será. Si regresara, va a la cárcel. Si intentara que lo elijieran por voto delegado o por videoconferencia, seguiría el 155 y eso llevaría a unas posibles nuevas elecciones. Pero a Convergència no le interesa que haya nuevas elecciones, porque ya tiene lo que quería: ser la primera fuerza nacional-catalana superando a ERC. Esto hacía tiempo que no ocurría, porque aunque hubiera ido junto a ERC con JxSí, en los sondeos siempre daban a ERC la victoria.
Convergència no puede perder la oportunidad de seguir gobernando como lleva haciendo desde 2010 cuando Artur Mas ganara las elecciones (con el apoyo del PP). Y si el gobierno español no quiere a Puigdemont como «president», algo inventarán, han desmostrado ser muy creativos. Ya se oyen rumores de que la posible candidata a presidenta en sustitución a Puigdemont sería Elsa Artadi, candidata de Junts per Catalunya y directora de campaña en estas últimas elecciones.
Con tal de seguir en el poder, está claro que Convergència es capaz de hacer cualquier cosa: desde ondear la estelada para ocultar los recortes y la corrupción, el «paso al lado» que tuvo que dar Artur Mas, la candidatura conjunta con ERC (JxSí), la huída de Puigdemont a Bruselas, hasta el sacrificio político de Puigdemont. Lo que sea por seguir en el poder y continuar tapando la corrupción del 3% (aunque con el «cas Palau», hasta Artur Mas ha tenido que apartarse aún más del partido).
Y la estrategia sigue funcionándoles a las mil maravillas. Eso sí, con la inestimable ayuda de la televisión y radio públicas de Cataluña (TV3 y CatRadio), como ya se ha comentado otras veces.