Hace unos días me encontré a un amigo que trabaja en un call center, y como hacía tiempo que no le veía, intercambiamos varias anécdotas de la vida y del trabajo. Una de las anécdotas me resultó curiosa y por eso he decidido compartirla en mi blog para que la gente vea la manipulación que hay detrás de las encuentas políticas que se hacen en España (y este caso debe ser la punta del iceberg, sobre todo viendo lo ocurrido en las últimas elecciones habidas en España).
Mi amigo me contaba que en el call center donde trabaja suelen realizar encuestas durante un tiempo según el cliente que contrate sus servicios. Suelen ser encuestas preparadas donde en un ordenador les vienen las preguntas y una lista de teléfonos fijos a los que llamar. Ellos van llamando e introducen los datos de las respuestas en el ordenador.
Un par de meses antes del 9N de 2014 (día de la consulta catalana), les llegó un encargo para realizar una encuesta relacionada con el 9N y el independentismo en Cataluña (el cliente era de Cataluña, no puedo decir más). Mi amigo me decía que normalmente los datos de las personas que ofrece el programa informático están recabados de forma en que tratan de obtener la mejor muestra posible de población para que sean fiables (con un margen de error dado). Los empleados del call center empezaron a realizar la encuesta de forma profesional con los datos que les ofrecía el programa informático, pero conforme avanzaba la encuesta, se iban conociendo resultados parciales por los empleados (no pregunté cómo) y en un momento dado arrojaba un 30% de sí a la independencia y un 70% que no.
Como a los que contrataron la encuesta no les gustaba el resultado, se decidió hacer modificaciones a la encuesta en curso: los empleados del call center usarían los datos del ordenador como siempre, pero en lugar de llamar al teléfono fijo, tendrían un papel (cada empleado) con una lista de teléfono fijo (que coincidiría con el del ordenador) y un nuevo teléfono (esta vez un móvil). Por tanto, para cada llamada tendrían que buscar el teléfono fijo que aparecía en el ordenador en la lista del papel que les habían proporcionado y llamar al teléfono móvil en lugar de al fijo que aparecía en el ordenador. Pero las respuestas que ofrecía la persona a la que llamarían los pondrían en el ordenador (asociados a ese número fijo). Es de suponer que los teléfonos móviles de la lista en papel pertenecían a gente más afín al movimiento independentista catalán.
Lo más sorprendente de todo es que el resultado seguía arrojando resultados que no eran del agrado del cliente que había encargado la encuesta. Al final se publicó esta encuesta en los medios de comunicación catalanes con un resultado muy igualado, resultado que no tenía nada que ver con el que arrojo la encuesta que realizó la empresa.
Por supuesto, esto no hay forma de demostrarlo, pero sinceramente creo que lo que me contó mi amigo es cierto, porque le conozco de hace muchos años y sería absurdo inventarse una anécdota tan enrevesada para atraer mi atención.
Por último, creo que si en algo no oficial como la consulta catalana del 9N se llega a realizar este tipo de manipulación de datos, ¿hasta dónde pueden llegar (o ya ha llegado) en las encuestas para eventos oficiales de carácter muy relevante, como pueden ser unas elecciones españolas a nivel estatal o de una comunidad autónoma? Es por eso que creo que la mayoría de encuestas fueron manipuladas en el 26J de 2016, con el consecuente resultado que hubo en las elecciones (es decir, encuestas manipuladas previas a los comicios para manipular sus resultados, todo de forma muy bien elaborada). En cambio, en las elecciones del 20D de 2015 no creo que se manipularan mucho las encuestas, solo la «subida» artificial de Ciudadanos para hacer creer a la gente que eran relevantes y que así les votaran más.