Para cosas como estas sirve Europa. Porque no nos engañemos, Europa se ha construido para que las grandes empresas ganen, no los europeos.
Las empresas españolas disparan sus inversiones en España desde sus filiales en el exterior -singularmente desde países con jugosas ventajas impositivas- gracias a la reforma fiscal que ha incentivado la repatriación de dividendos evitando la doble imposición. En términos absolutos, Holanda y Luxemburgo son el origen de casi el 60% de toda la inversión extranjera en España en 2015 al calor de sus atractivas condiciones tributarias, que sirven para eludir el pago de impuestos en España. Pero si se excluyen las inversiones que pasan por otro país como mero tránsito por motivos fiscales, España se erige sorprendentemente como segundo mayor inversor extranjero… en España.