Salarios injustos. Colusiones. Cuestionadas autoridades eclesiásticas. Una frágil formación ética. Todo esto parece una ensalada, pero para el presidente ejecutivo de América Solidaria no son más que fallas estructurales de un sistema donde la reflexión moral no existe: la elite empresarial crece en colegios católicos, muchos buscan una educación superior confesional y, sin embargo, no entienden, por ejemplo, la incongruencia de coludirse en perjuicio de otros. “Si tú hicieras una evaluación del desarrollo de su conciencia moral, te encontrarías con la de un preadolescente o alguien cercano a la infancia”, dice Benito Baranda.