Los poderes mediáticos y la extrema derecha

Hace unos meses veía una de las últimas intervenciones que Pablo Iglesias hacía en el Parlamento:

https://www.youtube.com/watch?v=yDwOcVxxPek

En esta intervención comentaba la relevancia que siempre han tenido los medios de comunicación en los procesos democráticos españoles, pues deciden la agenda política, de los temas que se habla o no en el país, deciden las voces que escuchará o no la ciudadanía, lo que se lee y hasta las series que se hacen.

Incluso pueden ir más allá llegando a la gran presión que pueden ejercer sobre candidatos políticos a la presidencia española, como cuando Pedro Sánchez narró en una entrevista que realizó con Jordi Évole, que el presidente del grupo Prisa le habían presionado en 2016 para que no llegaran (PSOE) a un acuerdo con Podemos. Esto podría ser calificado como poder de tutela sobre la democracia.

Una de las causas del gran auge que ha tenido la extrema derecha en España (Vox) no ha sido debido a lo que hayan hecho los políticos, ha sido debido a la normalización las agendas políticas de la extrema derecha en los poderes mediáticos. Es decir, les dan espacio para que su mensaje cale en la gente, ni más ni menos. Y esa normalización ocurre después del verano de 2018, en el que recordemos que el PSOE junto a Unidas Podemos (UP) ganan la moción de censura contra el gobierno de Rajoy (PP).

Además, es un poder empresarial concentrado en pocas manos: bancos, grandes empresas y fondos de inversión. Tampoco hay liberalización del mercado que garantice cierta competitividad: hay básicamente un oligopolio con dos grandes grupos mediáticos (Atresmedia y Mediaset) que alcanzan al 80% de la audiencia de los consumidores españoles y el 83% del mercado publicitario. Es decir, que los medios de comunicación españoles son realmente brazos mediáticos del poder económico del país.

Estos poderes presionan a los gobiernos para que se aprueben las leyes que a sus grupos económicos les van bien, y no se aprueben las que no. El problema subyace en que nadie ha votado a estos poderes económicos para tener tal control sobre las políticas que gobiernan el país.

Extrema derecha

Después del verano de la moción de censura de 2018, con Rajoy fuera del poder y con una posible entrada en el gobierno de UP, el poder económico del país tuvo realmente miedo. Ya habían acabado con Pedro Sánchez en 2016 cuando intentó gobernar con UP, con esa gestora que descabezó al PSOE y obligó a abstenerse a sus diputados para que gobernara Rajoy.

Además, al poder económico no le había funcionado el montaje del partido Ciudadanos, que lejos de llegar a ser un partido de gobierno como el liderado por Macron en Francia, estaba a punto de sufrir una de las peores derrotas de su corta historia. El poder económico tenía otros planes para la política española: los métodos de Steve Bannon que habían llevado a la extrema derecha al poder en países como EE.UU, Brasil, Italia, etc.

A finales de 2018, los grandes medios empiezan a dar relevancia poco a poco a una formación política de extrema derecha que estaba en la sombra esperando poder saltar a la acción: Vox. Era lo que había funcionado y estaba funcionando en otros países. Con un mensaje basado en el populismo y la acción sobre las emociones más básica de las gente, como el nacionalismo. No falla. No falló para Hitler en los años 30 del siglo XX. Y no estaba fallando para países como Brasil o EE.UU, entre otros.

Desde entonces, la aparición de esta formación en las televisiones se multiplicó por 1000. Todos los medios hablaban de ellos, y ya sabéis aquello de «hablad de mí aunque sea mal, que ya me va bien». Les va bien, aunque hablen mal de éllos porque les da relevancia, porque su mensaje orientado a las emociones llega a más oídos, conquistar así más almas para su cruzada. Ciudadanos pasó a ser irrelevante, sobre todo después de las elecciones de 2019, donde sufrieron la derrota más estrepitosa de su historia y que obligó a renunciar a Albert Rivera.